Llevo hasta este punto, estoy seguro, más de la mitad del tramo que he de recorrer
En el kilómetro 50 hay un pequeño claro en el camino; un espacio propicio para recuperar el aliento y cargar baterías para echar a andar de nuevo. Llevo hasta este punto, estoy seguro, más de la mitad del tramo que he de recorrer.
En este remanso es obligado recordar a quienes se fueron quedando atrás. Algunos estuvieron desde el comienzo de mi jornada, otros se incorporaron en algún recodo y permanecieron por momentos más o menos largos, pero igual ya no están; aunque los llevo siempre conmigo, en un bolso oculto de mi corazón. Tengo también la permanente compañía de viajeros inseparables, personas que cayeron como lluvia fresca y reparadora; por quienes despierto cada mañana y a quienes dedico cada uno de mis pasos.
La vida ha sido generosa y plena conmigo. Lo mismo ha habido días soleados que tormentas; valles y montañas; paisajes yermos y boscosos. Cada momento, cada encuentro y desencuentro, cada regalo inesperado y pérdida irreparable han forjado a este caminante que pide a Dios no fatigarse. Vamos para adelante, hasta donde el cuerpo aguante.